Cada día cuando llega a casa se queda sentado en el salón mirando el reloj, desnudo con un whisky en la mano, esperando mi llegada, sabe que en cualquier momento apareceré por la puerta. Cuando llego me gusta observarlo con mirada lasciva, provocando su deseo de mi. Me gusta observar su desnudez ante mi, su miembro palpitante incitando mis ganas. Muerdo mi labio inferior mientras me voy acercando, me desvisto, camino lentamente con un suave contoneo, ardiendo en deseos de hacerlo mío.
Me arrodillo ante él, tomo su carne con movimientos rítmicos que desatan sus gemidos.
Ahora es mío, yo elijo cuando ha de caer rendido devorado por la lujuria de sus fantasías.
Psique©
El juego constante de quién realmente domina, aunque en ocasiones así, vale el dejarse dominar por una boca ávida de dulzura.
ResponderEliminarBesos dulces Dakota.
Hola dulce, en ocasiones también esta bien ser el dominado. Besos y buen domingo.
EliminarAh!... Qué espera más deliciosa! Oh! My God!... Este texto es irresistible...
ResponderEliminarTiene el placer de la seducción, el vértigo del abrazo, el sabor mas dulce,
el deslumbrado abandono, el deseo suelto, donde el sol, brilla
el fuego inunda... y el placer se derrama!...
Te dejo un beso...
Gracias por tus palabras Albino, encantada que pases por aquí, un beso!
EliminarEso se llama complicidad...
ResponderEliminarAsí es Rodrigo...
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